
De la misma manera en que las danzas tradicionales han sido un medio de expresión para contar nuestras tradiciones, los vestuarios típicos que las acompañan son un elemento vital para representar las raíces culturales que caracterizan regiones de Colombia y Latinoamérica.
Dentro del vestuario típico, el calzado ha sido un accesorio contenedor de historias que han prevalecido por generaciones; por ende, las sandalias, alpargatas, cotizas y botas que se usan en las danzas folclóricas de Latinoamérica, tienen el peso simbólico de la herencia, el legado indígena y español que tiene la cultura del continente.
Las sandalias provienen de los indígenas
Los indígenas las llamaban "quechua ussuta", pero los españoles tras su llegada a Latinoamérica le dieron el nombre de sandalias, zapato de indio y ojotas. (1)
Las sandalias para los nativos de México, Perú, Colombia, Nicaragua entre otros, representaban la jerarquía, el poder y la riqueza que tenía el que las usaba; y aunque en varias regiones el material de este calzado tuvo variaciones, representó en Latinoamérica la cultura maya, la Inca, la chibcha, la Olmeca y la azteca.
En México, por ejemplo y según la Revista de la Historia del Calzado, las sandalias eran hechas de ixtle, una fibra natural tradicional de este país. En Perú eran hechas de cuero de llama o venado.
Por su parte, en Colombia, los indígenas del norte del Chocó utilizaban las cortezas de los árboles como suela de sus sandalias; los nativos que habitaban Cartagena las hacían con piel de venado y la población que recorría parte de la Cordillera de los Andes utilizaba las fibras vegetales, también el cuero, e incluso el oro, según indica la publicación: “las mujeres de la realeza indígena usaban ojotas hechas en oro”(2).
Conoce de las fiestas y celebraciones indígenas aquí.
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Fuente
(1) Biblioteca Luis Ángel Arango
(2) Historia del Zapato
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